Poetry ¶ Poesía
ALFABETO POÉTICO
(Ó 20 MOTIVOS PARA AMAR LA POESÍA)
“Dicen que los monjes de hace 8 ó 9 siglos debían enfrentarse a públicos lejanos, a veces hostiles, reacios siempre a marchar tras los pasos de una demostración teológica o de una condena moral, y de esa dificultad y de la necesidad de vencerla surgieron los Aphabeta Exemplorum. Se trataba de que el paso de los discursos estuviera bien repartido, y de que cada una de las veintitantas letras del alfabeto correspondiente arrimara el hombro y contribuyera a llevar la carga”
Bernardo Atxaga, Lista de locos y otros alfabetos.
(Ó 20 MOTIVOS PARA AMAR LA POESÍA)
“Dicen que los monjes de hace 8 ó 9 siglos debían enfrentarse a públicos lejanos, a veces hostiles, reacios siempre a marchar tras los pasos de una demostración teológica o de una condena moral, y de esa dificultad y de la necesidad de vencerla surgieron los Aphabeta Exemplorum. Se trataba de que el paso de los discursos estuviera bien repartido, y de que cada una de las veintitantas letras del alfabeto correspondiente arrimara el hombro y contribuyera a llevar la carga”
Bernardo Atxaga, Lista de locos y otros alfabetos.
Guillaume Apollinaire ( 1880 - 1918 )
Un motivo: Aunar imagen y poesía en un solo objeto artístico regalándole a la vanguardia literaria uno de sus juguetes más preciados, los poemas gráficos.
Aunque ya habían comenzado a aparecer desde 1914 es en el año 1918 cuando publica Caligramas suscitando una gran polémica. Incluso sus detractores, los mismos que le acusaban de imitar antiguos poemas del S. VI antes de Cristo, no dudaron en reconocer en algunos de sus ideogramas verdaderas obras de arte.
Unos versos:
(imaginemos las letras cayendo como gotas de lluvia)
“... Y esas nubes encabritadas se ponen a relinchar todo un universo de ciudades auriculares
Escucha si llueve mientras la pena y el desdén lloran una antigua música
Escucha caer los lazos que te sujetan arriba y abajo”
Charles Baudelaire (1821 – 1867)
Un motivo: Revelar como pocos los miedos latentes y la fascinación masculina hacia la mujer durante la segunda mitad del S. XIX.
Sus poemas son un compendio de todas las obsesiones, ensoñaciones y temores de un autor que influiría poderosamente en los poetas que habrían de sucederle fuera y dentro de las fronteras francesas. Los personajes fascinantes que pueblan sus obra configuran un París bohemio repleto de flores de invernadero, tan hermosas como letales. Sus imágenes aún son hoy el referente obligado de todas esas mujeres serpientes, sirenas o arpías que dominan nuestros medios de comunicación.
Unos versos:
“Con sus vestiduras ondulantes y nacaradas,
incluso cuando camina se creería que danza,
como estas largas serpientes que los juglares sagrados
en el extremo de sus bastones agitan con cadencia...”
Constantinos Petros Cavafis (1863 – 1933)
Un motivo: Revelar el interior de los personajes históricos, de los mitos clásicos e identificarlos con el ser humano contemporáneo.
En sus poemas, el héroe, el rey y el guerrero abandonan su categoría de semidioses para convertirse en seres de carne y hueso abrumados por la complejidad de la existencia. Cavafis nos acerca el mundo antiguo a nuestros días, nos hermana con los protagonistas de la historia, con nuestros orígenes, y nos enseña que todos, - ellos en su grandeza, nosotros en nuestra cotidianeidad -, somos iguales en nuestras dudas y esperanzas.
Unos versos:
“Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
(...) ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.”
Rubén Darío (1867 – 1916)
Un motivo: Devolver la belleza formal al prosaísmo hispánico recreando mundos felices, luchando contra la injusticia y desnudando el dolor de una vida permanentemente insatisfecha.
Aunque muchos manuales se empeñen en reducirlo a cantor de princesas y cisnes, Darío no dudó en arremeter contra el capitalismo estadounidense, reflejar el inexorable paso del tiempo y dejar constancia de una cierta angustia pre-existencial. Todo ello sin descuidar la forma, manteniendo un equilibrio poético totalmente reivindicable.
Unos versos:
“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente...”
T. S. Eliot (1888 – 1965)
Un motivo: Mostrar la desolación del mundo contemporáneo y la angustia del ser humano en una época de crisis, violencia y conflictos bélicos internacionales.
La tierra baldía (The Waste Land, 1921) fue en su momento, tanto por su contenido como por su forma, el reflejo del estado cultural y social de una civilización conmocionada tras la devastación de la 1ª Guerra mundial. Tanto en esta obra como las posteriores, Eliot utiliza los símbolos del desierto y el agua amor para hablar de temas tan clásicos como la vida, la muerte, el tiempo o el amor.
Unos versos:
“El río no lleva botellas vacías, envoltorios de bocadillos,
pañuelos de seda, cajas de cartón, colillas
o testimonio alguno de las noches de verano.
Las ninfas se han ido.”
Robert Frost (1874 – 1963)
Un motivo: Intentar crear una poesía más cercana introduciendo en el lenguaje poético símbolos, imágenes y vocabulario fácilmente comprensible.
Recreador de los paisajes rurales y los tipos de Nueva Inglaterra, su deseo de acercar la lírica al mundo cotidiano no le impide abordar todo tipo de temas como la soledad, el desorden del mundo contemporáneo, las relaciones humanas o los conflictos internos a los que nos enfrentamos al elegir, día a día, nuestro destino.
Unos versos:
“Dos caminos divergían en un bosque amarillento,
y lamenté no poder viajar por los dos
y ser un solo viajero, ...”
Jorge Guillén (1912 – 1950)
Un motivo: Mantener la fe en el mundo y en el ser humano a pesar del caos circundante ofreciendo mil y un razones para alegrarnos de estar vivos.
Desde sus poemas Guillén nos regala la perfección de la naturaleza y la belleza de las cosas que nos rodean. Aunque la guerra y la lucha fratricida lo hayan exiliado no cunde en él la desesperación. Protesta, canta, eleva su voz contra la injusticia, pero reitera su confianza en el universo. Nos enseña a encarar el desánimo, a afrontar el desaliento más feroz.
Unos versos:
“Sí, vomité, rechacé,
mundo, lo que nos sobraba.
Pero te guardé mi fe”
Haikús
Un motivo: Condensar en menos de veinte sílabas la armonía existente entre la naturaleza y los sentimientos humanos.
En un ejercicio malabar de concisión, los autores japoneses se expresan de la forma más sencilla posible evitando todo artificio superfluo. La búsqueda de la palabra perfecta, de la imagen idónea, ofrecen como resultado composiciones de belleza conmovedora e intemporal. Los haikús de Basho (1644 – 1694), son un buen ejemplo.
Unos versos:
“Lluvia primaveral –
bajo los árboles,
un torrente de cristal”.
Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958)
Un motivo: Buscar la belleza y la perfección del lenguaje a través del lenguaje mismo buscando siempre la esencia de las cosas.
Indagador incansable de los secretos que se ocultan tras las palabras, de las realidades que asoman tras la grafía de la letra impresa. Y en esa búsqueda infatigable, tarea vital, el hallazgo de uno mismo, de la pureza, de la naturaleza real de los objetos, del mundo.
Unos versos:
“Una bella palabra,
es toda la palabra.
Todo velo
Cubre un secreto sólo.”
Federico García Lorca (1898 – 1936)
Un motivo: Denunciar las injusticias sociales y tomar partido por los más desfavorecidos mostrando que la belleza poética también anida en las causas justas.
Las imágenes de la ciudad de Nueva York, paradigma de modernidad y progreso, nueva meca de la civilización occidental, mezclan la actividad incesante, el atractivo cosmopolita y la desolación de las víctimas de un sistema imperfecto. Nueva York, como símbolo de las contradicciones del mundo contemporáneo que devora de modo impasible al individuo.
Unos versos:
“Nueva York de cieno,
Nueva York de alambre y de muerte:
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién, el sueño terrible de tus anémonas manchadas?”
Edgar Lee Masters (1868 – 1950).
Un motivo: Dotar de voz a los muertos para que, desde el más allá, nos hagan reflexionar sobre nuestra propia existencia.
Cuando en 1915 aparece publicada la Antología de Spoon River (Spoon River Anthology), el mundo literario americano sufre una conmoción. Su autor, haciendo uso de una dicción antipoética, nos presenta el universo de una pequeña ciudad dejando que sean sus difuntos los que tomen la palabra para rememorar sus vidas, analizar qué causas les han conducido a la tumba y dirigirse al propio lector / lectora con la autoridad propia del que ya no tiene nada qué perder.
Unos versos: (habla Serepta Mason)
“Vosotros, los vivos; vosotros sois unos auténticos estúpidos
que no conocéis el trayecto de los vientos
ni las fuerzas invisibles
que gobiernan todos los procesos de la vida”.
Pablo Neruda (1904 – 1973)
Un motivo: Elevar los objetos cotidianos, los asuntos aparentemente insignificantes a categoría de motivo poético por derecho propio.
Después de cantar al amor, después de elevar su voz para ensalzar al continente americano y a sus gentes, después, en definitiva, de haber dedicado su talento y su tiempo a empresas reconocidamente elevadas, Neruda echa un vistazo al mundo que le rodea y descubre el gato, la guitarra, la sandía, el piano o el tren. Y todo ello, concluye, tan diminuto, tan imprescindible, es digno de una Oda que les haga justicia.
Unos versos:
“Amo las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
Las tijeras,
Adoro
Las tazas,
Las argollas,
Las soperas,
Sin hablar, por supuesto,
Del sombrero”
Wilfred Owen (1893 – 1918)
Un motivo: Reflejar el horror, el sufrimiento, la muerte, la pérdida, la violencia y el absurdo en un intento – vano, por otra parte – de dejar constancia de qué es en realidad una guerra.
Quién mejor que un joven soldado podría reflejar todo lo que conlleva un conflicto bélico. Owen no es el único, toda una legión de poetas protestó contra la masacre de la primera guerra mundial, pero él nos conmueve especialmente, además de por la extraña belleza que alcanzan sus versos con un tema tan horrendo, por haber previsto su propio destino.
Unos versos:
“¿Cuál es el tañido de difuntos para aquéllos que mueren como ganado?
Puede marcar el ritmo de sus apresurados horizontes”.
Nicanor Parra (1914)
Un motivo: Inventar la antipoesía, la demolición de las convenciones formales en un intento de acercar la literatura al mundo.
La larga tradición poética es sometida a examen. Las estructuras, las imágenes ortodoxas y, en general, las formas de expresión tradicionales no superan la dura prueba impuesta por el subdesarrollo y la precaria situación cultural que Parra desea transmitir en sus composiciones. Así surgen los antipoemas, muestra de un lenguaje que pretende ser espejo de la realidad hispanoamericana contemporánea.
Unos versos:
“Durante medio siglo
la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.”
Ricardo Reis (1885 – 1935)
Un motivo: Mostrar – entre otras cosas – la pluralidad del ser humano, los infinitos “yos” que caben en uno solo.
Este heterónimo de Fernando Pessoa muestra como ningún otro la angustia de estar poblado de multitudes invisibles que dificultan la existencia. Nunca es fácil ser coherentes, mantenernos fieles a nosotros mismos, decidir sobre nuestras vidas sin temor al arrepentimiento. Las “Odas de Ricardo Reis” nos reconfortan al descubrir que no estamos solos en nuestro desconcierto.
Unos versos:
“Viven en nosotros innumerables;
si pienso o siento, ignoro
quién es el que piensa o siente.
Soy solamente el lugar
Donde se siente o piensa”
Pedro Salinas (1891 – 1951)
Un motivo: Redefinir la relación amorosa en términos de igualdad, respetando la integridad de la persona amada y construyendo, de este modo, los más hermosos poemas de amor.
Después de haber cantado a elementos tan dispares como la bombilla eléctrica o la máquina de escribir, Salinas dedica sus esfuerzos poéticos a escribir sobre el amor. Pero el suyo es un sentimiento nuevo en el que ni tópicos ni conceptos manidos tienen cabida. La figura de la amada se dignifica y se convierte en pareja, en compañera, en amiga, en amante, es decir, en todo lo que la tradicional poesía amorosa le había negado.
Unos versos:
“No. Tus pasos son tuyos, sólo tuyos.
Tus pasos están llenos de caminos.
Álzate y quiere con los pies seguros
Lo que has querido vacilante
Hace ya muchos años con el pecho”
Dylan Thomas (1914 – 1953)
Un motivo: amar el paisaje y evocarlo en sus poemas con una ternura casi mística.
Pero su visión de la campiña y los habitantes de las tierras galesas no son suficientes para tranquilizar su ánimo. Su existencia atormentada deja traslucir su lucha interior para mantener su visión aparentemente pura e inocente de la realidad.
Unos versos:
“Este lado de la verdad
puede que no la veas, hijo mío,
soberano de tus ojos azules
en el ciego país de la juventud,
todo está por hacer
bajo los cielos despreocupados...”
Paul Verlaine (1844 – 1896)
Un motivo: ofrecer una lírica cargada de emoción, reflejo de su tortuoso interior.
El maestro simbolista evoca el amor, - el imposible, el que hace daño y el que se deja querer -, habla de la familia, del dolor y de la muerte; habla del paisaje. Y todo ello, desde el intimismo, desde el yo con el que todos y todas podemos identificarnos.
Unos versos:
“Llueve en mi corazón
como llueve sobre la ciudad,
¿Qué es esta languidez
que penetra mi corazón?”
Oscar Wilde (1854 – 1900)
Un motivo: Reflejar la hipocresía social y el sufrimiento humano en una de las más hermosas composiciones carcelarias, parábola de la soledad humana.
La sociedad que en un tiempo le había mimado y admirado, se volvió contra él y lo acusó inmoralidad. Así, encarcelado durante dos años al final de su vida en la cárcel de Reading, compuso durante su estancia allí un extenso poema en el que se hermana con los desheredados, los asesinos y los condenados, todos ellos unidos por un mismo destino.
Unos versos:
“Todos los hombres matan aquello que aman,
dejad que lo sepa todo el mundo,
algunos lo hacen con una mirada amarga,
otros con una palabra aduladora,
el cobarde lo hace con un beso,
el valiente con una espada”.
William Butler Yeats (1865 – 1939)
Un motivo: Abarcar con su poesía las más diversas causas que pueden preocupar al ser humano: la libertad, el amor, el paisaje de su país, la espiritualidad.
Desde los mitos célticos hasta la mitología clásica, desde el amor constante a través del tiempo hasta el compromiso con la realidad de su nación, desde la preocupación formal hasta la aventura del ocultismo. Cualquier motivo es válido para explorar la esencialidad de la vida.
Unos versos:
“Todo puede tentarme a que me aleje
De este oficio del verso.
Una vez fue un rostro de mujer, o aún peor,
Las aparentes exigencias de mi país
Conducido por necios”
Un motivo: Aunar imagen y poesía en un solo objeto artístico regalándole a la vanguardia literaria uno de sus juguetes más preciados, los poemas gráficos.
Aunque ya habían comenzado a aparecer desde 1914 es en el año 1918 cuando publica Caligramas suscitando una gran polémica. Incluso sus detractores, los mismos que le acusaban de imitar antiguos poemas del S. VI antes de Cristo, no dudaron en reconocer en algunos de sus ideogramas verdaderas obras de arte.
Unos versos:
(imaginemos las letras cayendo como gotas de lluvia)
“... Y esas nubes encabritadas se ponen a relinchar todo un universo de ciudades auriculares
Escucha si llueve mientras la pena y el desdén lloran una antigua música
Escucha caer los lazos que te sujetan arriba y abajo”
Charles Baudelaire (1821 – 1867)
Un motivo: Revelar como pocos los miedos latentes y la fascinación masculina hacia la mujer durante la segunda mitad del S. XIX.
Sus poemas son un compendio de todas las obsesiones, ensoñaciones y temores de un autor que influiría poderosamente en los poetas que habrían de sucederle fuera y dentro de las fronteras francesas. Los personajes fascinantes que pueblan sus obra configuran un París bohemio repleto de flores de invernadero, tan hermosas como letales. Sus imágenes aún son hoy el referente obligado de todas esas mujeres serpientes, sirenas o arpías que dominan nuestros medios de comunicación.
Unos versos:
“Con sus vestiduras ondulantes y nacaradas,
incluso cuando camina se creería que danza,
como estas largas serpientes que los juglares sagrados
en el extremo de sus bastones agitan con cadencia...”
Constantinos Petros Cavafis (1863 – 1933)
Un motivo: Revelar el interior de los personajes históricos, de los mitos clásicos e identificarlos con el ser humano contemporáneo.
En sus poemas, el héroe, el rey y el guerrero abandonan su categoría de semidioses para convertirse en seres de carne y hueso abrumados por la complejidad de la existencia. Cavafis nos acerca el mundo antiguo a nuestros días, nos hermana con los protagonistas de la historia, con nuestros orígenes, y nos enseña que todos, - ellos en su grandeza, nosotros en nuestra cotidianeidad -, somos iguales en nuestras dudas y esperanzas.
Unos versos:
“Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
(...) ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.”
Rubén Darío (1867 – 1916)
Un motivo: Devolver la belleza formal al prosaísmo hispánico recreando mundos felices, luchando contra la injusticia y desnudando el dolor de una vida permanentemente insatisfecha.
Aunque muchos manuales se empeñen en reducirlo a cantor de princesas y cisnes, Darío no dudó en arremeter contra el capitalismo estadounidense, reflejar el inexorable paso del tiempo y dejar constancia de una cierta angustia pre-existencial. Todo ello sin descuidar la forma, manteniendo un equilibrio poético totalmente reivindicable.
Unos versos:
“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente...”
T. S. Eliot (1888 – 1965)
Un motivo: Mostrar la desolación del mundo contemporáneo y la angustia del ser humano en una época de crisis, violencia y conflictos bélicos internacionales.
La tierra baldía (The Waste Land, 1921) fue en su momento, tanto por su contenido como por su forma, el reflejo del estado cultural y social de una civilización conmocionada tras la devastación de la 1ª Guerra mundial. Tanto en esta obra como las posteriores, Eliot utiliza los símbolos del desierto y el agua amor para hablar de temas tan clásicos como la vida, la muerte, el tiempo o el amor.
Unos versos:
“El río no lleva botellas vacías, envoltorios de bocadillos,
pañuelos de seda, cajas de cartón, colillas
o testimonio alguno de las noches de verano.
Las ninfas se han ido.”
Robert Frost (1874 – 1963)
Un motivo: Intentar crear una poesía más cercana introduciendo en el lenguaje poético símbolos, imágenes y vocabulario fácilmente comprensible.
Recreador de los paisajes rurales y los tipos de Nueva Inglaterra, su deseo de acercar la lírica al mundo cotidiano no le impide abordar todo tipo de temas como la soledad, el desorden del mundo contemporáneo, las relaciones humanas o los conflictos internos a los que nos enfrentamos al elegir, día a día, nuestro destino.
Unos versos:
“Dos caminos divergían en un bosque amarillento,
y lamenté no poder viajar por los dos
y ser un solo viajero, ...”
Jorge Guillén (1912 – 1950)
Un motivo: Mantener la fe en el mundo y en el ser humano a pesar del caos circundante ofreciendo mil y un razones para alegrarnos de estar vivos.
Desde sus poemas Guillén nos regala la perfección de la naturaleza y la belleza de las cosas que nos rodean. Aunque la guerra y la lucha fratricida lo hayan exiliado no cunde en él la desesperación. Protesta, canta, eleva su voz contra la injusticia, pero reitera su confianza en el universo. Nos enseña a encarar el desánimo, a afrontar el desaliento más feroz.
Unos versos:
“Sí, vomité, rechacé,
mundo, lo que nos sobraba.
Pero te guardé mi fe”
Haikús
Un motivo: Condensar en menos de veinte sílabas la armonía existente entre la naturaleza y los sentimientos humanos.
En un ejercicio malabar de concisión, los autores japoneses se expresan de la forma más sencilla posible evitando todo artificio superfluo. La búsqueda de la palabra perfecta, de la imagen idónea, ofrecen como resultado composiciones de belleza conmovedora e intemporal. Los haikús de Basho (1644 – 1694), son un buen ejemplo.
Unos versos:
“Lluvia primaveral –
bajo los árboles,
un torrente de cristal”.
Juan Ramón Jiménez (1881 – 1958)
Un motivo: Buscar la belleza y la perfección del lenguaje a través del lenguaje mismo buscando siempre la esencia de las cosas.
Indagador incansable de los secretos que se ocultan tras las palabras, de las realidades que asoman tras la grafía de la letra impresa. Y en esa búsqueda infatigable, tarea vital, el hallazgo de uno mismo, de la pureza, de la naturaleza real de los objetos, del mundo.
Unos versos:
“Una bella palabra,
es toda la palabra.
Todo velo
Cubre un secreto sólo.”
Federico García Lorca (1898 – 1936)
Un motivo: Denunciar las injusticias sociales y tomar partido por los más desfavorecidos mostrando que la belleza poética también anida en las causas justas.
Las imágenes de la ciudad de Nueva York, paradigma de modernidad y progreso, nueva meca de la civilización occidental, mezclan la actividad incesante, el atractivo cosmopolita y la desolación de las víctimas de un sistema imperfecto. Nueva York, como símbolo de las contradicciones del mundo contemporáneo que devora de modo impasible al individuo.
Unos versos:
“Nueva York de cieno,
Nueva York de alambre y de muerte:
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién, el sueño terrible de tus anémonas manchadas?”
Edgar Lee Masters (1868 – 1950).
Un motivo: Dotar de voz a los muertos para que, desde el más allá, nos hagan reflexionar sobre nuestra propia existencia.
Cuando en 1915 aparece publicada la Antología de Spoon River (Spoon River Anthology), el mundo literario americano sufre una conmoción. Su autor, haciendo uso de una dicción antipoética, nos presenta el universo de una pequeña ciudad dejando que sean sus difuntos los que tomen la palabra para rememorar sus vidas, analizar qué causas les han conducido a la tumba y dirigirse al propio lector / lectora con la autoridad propia del que ya no tiene nada qué perder.
Unos versos: (habla Serepta Mason)
“Vosotros, los vivos; vosotros sois unos auténticos estúpidos
que no conocéis el trayecto de los vientos
ni las fuerzas invisibles
que gobiernan todos los procesos de la vida”.
Pablo Neruda (1904 – 1973)
Un motivo: Elevar los objetos cotidianos, los asuntos aparentemente insignificantes a categoría de motivo poético por derecho propio.
Después de cantar al amor, después de elevar su voz para ensalzar al continente americano y a sus gentes, después, en definitiva, de haber dedicado su talento y su tiempo a empresas reconocidamente elevadas, Neruda echa un vistazo al mundo que le rodea y descubre el gato, la guitarra, la sandía, el piano o el tren. Y todo ello, concluye, tan diminuto, tan imprescindible, es digno de una Oda que les haga justicia.
Unos versos:
“Amo las cosas loca,
locamente.
Me gustan las tenazas,
Las tijeras,
Adoro
Las tazas,
Las argollas,
Las soperas,
Sin hablar, por supuesto,
Del sombrero”
Wilfred Owen (1893 – 1918)
Un motivo: Reflejar el horror, el sufrimiento, la muerte, la pérdida, la violencia y el absurdo en un intento – vano, por otra parte – de dejar constancia de qué es en realidad una guerra.
Quién mejor que un joven soldado podría reflejar todo lo que conlleva un conflicto bélico. Owen no es el único, toda una legión de poetas protestó contra la masacre de la primera guerra mundial, pero él nos conmueve especialmente, además de por la extraña belleza que alcanzan sus versos con un tema tan horrendo, por haber previsto su propio destino.
Unos versos:
“¿Cuál es el tañido de difuntos para aquéllos que mueren como ganado?
- Sólo la monstruosa cólera de las armas.
Puede marcar el ritmo de sus apresurados horizontes”.
Nicanor Parra (1914)
Un motivo: Inventar la antipoesía, la demolición de las convenciones formales en un intento de acercar la literatura al mundo.
La larga tradición poética es sometida a examen. Las estructuras, las imágenes ortodoxas y, en general, las formas de expresión tradicionales no superan la dura prueba impuesta por el subdesarrollo y la precaria situación cultural que Parra desea transmitir en sus composiciones. Así surgen los antipoemas, muestra de un lenguaje que pretende ser espejo de la realidad hispanoamericana contemporánea.
Unos versos:
“Durante medio siglo
la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
Y me instalé con mi montaña rusa.”
Ricardo Reis (1885 – 1935)
Un motivo: Mostrar – entre otras cosas – la pluralidad del ser humano, los infinitos “yos” que caben en uno solo.
Este heterónimo de Fernando Pessoa muestra como ningún otro la angustia de estar poblado de multitudes invisibles que dificultan la existencia. Nunca es fácil ser coherentes, mantenernos fieles a nosotros mismos, decidir sobre nuestras vidas sin temor al arrepentimiento. Las “Odas de Ricardo Reis” nos reconfortan al descubrir que no estamos solos en nuestro desconcierto.
Unos versos:
“Viven en nosotros innumerables;
si pienso o siento, ignoro
quién es el que piensa o siente.
Soy solamente el lugar
Donde se siente o piensa”
Pedro Salinas (1891 – 1951)
Un motivo: Redefinir la relación amorosa en términos de igualdad, respetando la integridad de la persona amada y construyendo, de este modo, los más hermosos poemas de amor.
Después de haber cantado a elementos tan dispares como la bombilla eléctrica o la máquina de escribir, Salinas dedica sus esfuerzos poéticos a escribir sobre el amor. Pero el suyo es un sentimiento nuevo en el que ni tópicos ni conceptos manidos tienen cabida. La figura de la amada se dignifica y se convierte en pareja, en compañera, en amiga, en amante, es decir, en todo lo que la tradicional poesía amorosa le había negado.
Unos versos:
“No. Tus pasos son tuyos, sólo tuyos.
Tus pasos están llenos de caminos.
Álzate y quiere con los pies seguros
Lo que has querido vacilante
Hace ya muchos años con el pecho”
Dylan Thomas (1914 – 1953)
Un motivo: amar el paisaje y evocarlo en sus poemas con una ternura casi mística.
Pero su visión de la campiña y los habitantes de las tierras galesas no son suficientes para tranquilizar su ánimo. Su existencia atormentada deja traslucir su lucha interior para mantener su visión aparentemente pura e inocente de la realidad.
Unos versos:
“Este lado de la verdad
puede que no la veas, hijo mío,
soberano de tus ojos azules
en el ciego país de la juventud,
todo está por hacer
bajo los cielos despreocupados...”
Paul Verlaine (1844 – 1896)
Un motivo: ofrecer una lírica cargada de emoción, reflejo de su tortuoso interior.
El maestro simbolista evoca el amor, - el imposible, el que hace daño y el que se deja querer -, habla de la familia, del dolor y de la muerte; habla del paisaje. Y todo ello, desde el intimismo, desde el yo con el que todos y todas podemos identificarnos.
Unos versos:
“Llueve en mi corazón
como llueve sobre la ciudad,
¿Qué es esta languidez
que penetra mi corazón?”
Oscar Wilde (1854 – 1900)
Un motivo: Reflejar la hipocresía social y el sufrimiento humano en una de las más hermosas composiciones carcelarias, parábola de la soledad humana.
La sociedad que en un tiempo le había mimado y admirado, se volvió contra él y lo acusó inmoralidad. Así, encarcelado durante dos años al final de su vida en la cárcel de Reading, compuso durante su estancia allí un extenso poema en el que se hermana con los desheredados, los asesinos y los condenados, todos ellos unidos por un mismo destino.
Unos versos:
“Todos los hombres matan aquello que aman,
dejad que lo sepa todo el mundo,
algunos lo hacen con una mirada amarga,
otros con una palabra aduladora,
el cobarde lo hace con un beso,
el valiente con una espada”.
William Butler Yeats (1865 – 1939)
Un motivo: Abarcar con su poesía las más diversas causas que pueden preocupar al ser humano: la libertad, el amor, el paisaje de su país, la espiritualidad.
Desde los mitos célticos hasta la mitología clásica, desde el amor constante a través del tiempo hasta el compromiso con la realidad de su nación, desde la preocupación formal hasta la aventura del ocultismo. Cualquier motivo es válido para explorar la esencialidad de la vida.
Unos versos:
“Todo puede tentarme a que me aleje
De este oficio del verso.
Una vez fue un rostro de mujer, o aún peor,
Las aparentes exigencias de mi país
Conducido por necios”